
La situación del mercado manga en España contrasta con el rendimiento de las pequeñas y medianas editoriales. Ya antes de la pandemia había un crecimiento notable que fue incrementando con los meses y el confinamiento, ampliando públicos y que tanto el cómic japonés como su animación fueran extendiéndose entre los hogares rápidamente. Esto supuso que también nacieran editoriales y distribuidoras que se sumaron sin dudarlo. No obstante, y pese al aumento de ventas y del consumo de manganime en nuestro país, no todas han sabido acertar en sus estrategias de publicación y de comunicación, llevando a varias de ellas al cierre.
Más vale licencia en mano que cientos volando
Unas por querer abarcar más de lo que podían, como fue el caso de Coalise: que si escuela de doblaje, que si sumergirse en el mundo de los videojuegos, que si ediciones bastante "reguleras", que si coger licencias sin terminar de explotar... Al final mucho ruido y pocas nueces, que han terminado en su cierre o posible venta a otro grupo. Personalmente, una de las grandes decepciones, pues creí -creímos- en que podría suponer en una interesante apuesta dentro del monopolio que existía hace unos años en España con Selecta Visión como empresa principal.
Otras han sido por no saber dibujar una buena línea comunicativa. Ejemplo de ello fue Editorial Kodai, que no dejó claro su papel de marketing, con un año final bastante catastrófico y con polémica de por medio. Si nunca has sido un humorista, mejor no hacer juegos de palabras con la economía de los clientes. Y luego tenemos llamativos casos como el de Kimmo Editorial, con un catálogo curioso pero que no ha sabido calcular el éxito de sus obras. De hecho, ha seguido adquiriendo licencias y ha terminado por dejar sin terminar unas pocas. Aunque por suerte, su estrella Chicho Terremoto ha podido tener un digno final en nuestras estanterías.
El silencio editorial que termina rompiéndose en llanto
Por supuesto, también se encuentran las silenciadas. Aquellas que su destino está escrito pero jamás veremos un anuncio de cierre claro. Para mi sorpresa, Kitsune Manga lleva más de medio año sin señales, con licencias anunciadas desde hace más de un año y sin que se sepa nada de las que ya estaban editando, con ¡Zatch Bell! paralizado o El Ratón de Biblioteca encerrado en un cajón. Decir que nos consta que todavía tienen actividad, pero misteriosamente no hay señales, mensajes ni nada en comparación a antes de terminar el 2024. Algo que ya nos hace presagiar que el sello gráfico de Kitsune/Ático tiene sus días contados, salvo sorpresa inesperada.
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¡Zatch Bell! ha quedado parada en su quinto volumen de la nueva edición kanzeban en España. Detalle de portada. Fuente: Kitsune Manga. |
Y para acabar esta peculiar clasificación, tenemos las que hoy no, pero mañana puede. Empresas que siguen editando, con licencias de volúmenes eternos y que no sabemos cómo es posible su viabilidad. Aquí podríamos mencionar a varias, pero para evitar hacer posibles daños de imagen vamos a omitir dar nombres. Adentrarse en títulos con más de 30 tomos, con lanzamientos bimestrales o trimestrales, en el mejor de los casos, es a medio y largo plazo una auténtica locura porque la situación del mercado cada vez es más inestable y solamente grandes grupos pueden resistir a los golpes que están llegando. Si esas licencias fueran de Norma Editorial, Planeta, Ivrea, Distrito o Milky Way, tendría bastantes esperanzas (aunque tampoco serían muy altas, siendo tema para otro artículo) pero editoriales de pocos años de actividad frente a una burbuja que está desinflándose constantemente... ¡Es pan para hoy y hambre para mañana!
¡Hablemos del milenarismo (manganime)!
Una fórmula interesante para evitar ser torpedeado y adaptase a los turbulentos años que nos esperan es evitar la adquisición de demasiadas licencias, y a ser posible que estén terminadas o casi finalizadas, y si tienen pocos tomos mejor aún. Es más, sería interesante explotar el lanzamiento de obras completas si tienen un número bajo de volúmenes, con dos, tres o cuatro tomos, imitando a los lanzamientos actuales en físico de anime, con sus regalos exclusivos y otros detalles. Por un lado, se ahorrarían costes de producción, reduciendo además las largas esperas entre el inicio y el final de una serie manga, y por otro, sería un lanzamiento mucho más atractivo de cara a los lectores, en especial a los coleccionistas, que tendrían una edición completa y con un precio previsiblemente más ajustado si se saben jugar bien las cartas por parte de las editoriales.
Y todo esto es una impresión meramente personal, pero cada día lo veo más claro. Además, que conste en acta que no tengo nada en contra de ninguna de las empresas mencionadas, estoy trazando una mirada lo más imparcial posible con el contexto actual que nos encontramos. Porque el milenarismo, como gritaba "achispado" el dramaturgo y poeta Fernando Arrabal en una tertulia de televisión, nos avisa que la edad dorada del manga que hemos vivido en estos años, es un precedente al fin del mundo, o como lo veo yo, de la explosión de la burbuja. Vienen tiempos complicados. Pocos se atreven a decirlo. Luego que nadie diga que no avisamos... La crisis del manga en España ya está aquí. ¡Palabra de otaku!
Portada del artículo: Diversos mangas aglutinados. Fuente: Romancing Japan.
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