'The Witcher III Wild Hunt': El cénit del rol occidental de su generación

Imagen promocional del juego. Fuente: JuegosADN.
CD Project lleva en boca de todos varias semanas. La compañía polaca ha lanzado el esperadísimo CyberPunk 2077 de manera muy accidentada, con polémicas de todo tipo y dando una sensación agridulce en general. Y una de las causas que ha hecho que este juego sea tan mediático es el nivel de calidad que CD Project demostró en su anterior lanzamiento: The Witcher III. Hoy nos proponemos analizar este juego, que se ha convertido en uno de los grandes clásicos de la generación que acaba.

The Witcher III nos pone en la piel de Geralt de Rivia, un brujo que parte en un viaje en busca de Ciri, una joven que guarda un poder inmenso en su interior. Éste constituye el punto de partida de una aventura de inmensas proporciones, en la que viajaremos por todo tipo de lugares, conoceremos a personajes de lo más variopintos y nos enfrentaremos a peligrosos enemigos, utilizando nuestra espada, la ballesta y nuestras habilidades de brujo.

Escena del juego. Fuente: 3DJuegos.
El título abraza el concepto de mundo abierto con mucho acierto. El mapa está dividido en varias zonas no interconectadas, pero cuya extensión es inmensa y que están llenas de cosas por hacer. Tras superar la zona inicial (que funciona a modo de tutorial), el juego nos deja a nuestro aire y a partir de ahí podemos afrontar la aventura como queramos. A medida que vayamos visitando aldeas nos irán encargando contratos (que consisten en derrotar a enemigos poderosos) y misiones secundarias (cuya recompensa variará dependiendo de nuestras decisiones durante el desarrollo de las mismas). También podemos atacar asentamientos enemigos, encontrar cofres ocultos desperdigados por el mapa, recuperar zonas de las garras de los enemigos para que puedan vivir aldeanos en ellas... 

Hay un montón de tareas por completar, y todas ellas harán que nuestro nivel aumente. Esto es importante, ya que tanto las misiones principales como las secundarias nos indicarán un nivel recomendado para afrontarlas. Este elemento hace que el desarrollo del juego sea un poco más pausado, ya que se premia mucho el hecho de que te pares a hacer misiones y que explores el mapa a tu gusto. Si quieres ir a saco a por la historia, te encontrarás bastantes situaciones en las que estarás por debajo del nivel recomendado. Sin embargo, si hay un juego en el que el contenido secundario merece de verdad la pena es éste. Las misiones secundarias son muy entrenidas, te cuentan historias que te sumergen completamente en su mundo, y hay muchas maneras de solucionarlas. Normalmente, para completar las misiones tendremos que utilizar nuestros sentidos de brujo para localizar pistas y luchar contra enemigos. Esto nos lleva a otra de las mecánicas centrales del título: el combate.

Escena del juego. Fuente: El Arcadia.
El sistema de combate de The Witcher III es sencillo, pero efectivo. Tenemos un botón de ataque débil, otro de ataque fuerte, varias magias a nuestra disposición (fuego, viento, trampas, control mental y escudo), y también podemos lanzar flechas con la ballesta. A nivel defensivo, tenemos la posibilidad de cubrirnos, esquivar y realizar contraataques. No es el sistema de combate más profundo del mundo, pero es divertido, propone cierto nivel de desafío en algunas batallas y aguanta bien el tipo durante todo el juego.

Cuando subimos de nivel se nos conceden puntos que nos sirven para adquirir diferentes habilidades, que se agrupan en cuatro categorías: combate físico, magias, alquimia y general. Aquí entra en juego el componente rolero del título, ya que podemos especializarnos en aquello que más nos interese. Podemos llegar a dominar la fabricación de un buen número de brebajes, una magia en concreto, ser un as del combate cuerpo a cuerpo... A esto se le une la posibilidad de forjar armas y armaduras, y mejorarlas mediante el engaste de runas que potencian algunas de nuestras características.

Escena del juego. Fuente: Meristation.
Casi todos los apartados de The Witcher III están a un alto nivel, pero donde más brilla el título es en el desarrollo de la historia y los personajes. Ya he mencionado anteriormente que podemos tomar decisiones en las misiones secundarias, pero esta capacidad de decisión alcanza sus cotas más altas en la historia principal. Nuestras acciones condicionarán el futuro de muchos de los personajes con los que nos vamos encontrando, y tendrán también un peso decisivo en el devenir de la historia. Tal es la complejidad del sistema que podemos llegar a tres finales principales diferentes, pero su número se multiplica si tenemos en cuenta todos los arcos argumentales del juego. Dependiendo de nuestras decisiones, también podremos iniciar romances con varios de los personajes femeninos del título.

A la historia se le une un majestuoso apartado audiovisual, que consigue que nos sintamos parte de su mundo. El apartado gráfico es de sobresaliente. Es cierto que es un juego de los primeros años de la generación y que ya ha sido superado por títulos posteriores, pero tiene mucho mérito el poner en liza un mundo tan vasto, bello y lleno de vida. Especial mención merecen las preciosas puestas de sol del videojuego y la ciudad de Novigrado, toda una gran ciudad mediaval con sus diferentes barrios, su puerto e incluso sus burdeles.

Escena del juego. Fuente: Hobby Consolas.
La banda sonora de The Witcher es una de las más espectaculares de los últimos años, con piezas que se encuentran entre lo mejorcito de la generación. Eso sí, en cuanto al doblaje únicamente tenemos la posibilidad de escuchar las voces en inglés, y los subtítulos en español son tan pequeños que necesitaréis una lupa (sobre todo si jugáis en TV en el salón de casa).

Escena del juego. Fuente: MaxiGame.
The Witcher III es un juego colosal. El juego base está lleno de contenido, pero por si fuera poco también tenemos disponibles las expansiones "Hearts of Stone" y "Blood and Wine", tan completas y espectaculares que podrían considerarse entre las dos casi como un juego independiente. Todo ello da para más de 120 horas de juego.

En definitiva, el título del brujo es uno de los más redondos de la generación que acaba. Lo tiene prácticamente todo para poder atraparte, y sólo alejará a aquellos jugadores que prefieran algo de un estilo más directo. The Witcher es para esta generación lo que Skyrim fue para la de PS3/360, un grandísimo exponente de mundo abierto aplicado a un juego de rol. Coge tu espada, vístete con tus mejores galas y súbete en tu fiel corcel Sardinilla. Te espera una de las aventuras más grandes jamás vistas en un videojuego.

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1 Comentarios

  1. La última aventura protagonizada por el brujo (y Ciri) marcó un hito en el género que nos ocupa por su inmersión y la capacidad de sentirnos parte del mismo. Quizá sea por su "simple" continuidad y coherencia narrativa, pero el estudio polaco consiguió que la historia se desarrollase con suma fluidez y que la aventura discurra sin que existan baches que resulten disonantes.

    Ahí reside la fuerza de The Witcher III. Una fuerza que ha sobrevivido a los envites de toda una generación.

    Un saludo y buen análisis ^^

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