Detalle de la portada interior. Fuente: Satori Ediciones. |
Adentrarnos en el viaje que se relata en Queen Emeraldas nos evoca, sin ninguna duda, a ese mensaje que nos dejaba Espronceda en su Canción del Pirata, donde la libertad, divinidad todopoderosa, acompañaba a su barco, a su ley y a su patria. Porque Emeraldas no teme a nada y busca vehemente alcanzar sus sueños en una obra que plasma una odisea espacial repleta de personajes profundos en un salvaje mar infinito de estrellas.
"Que es mi barco, mi tesoro,
que es mi Dios, la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar"
Fragmento de la Canción del Pirata, José de Espronceda.
A lo largo de toda la historia conoceremos a personas que luchan por alcanzar sus sueños, aunque tengan que pagar un gran precio por ello, acecho del destino mediante, en esa necesidad intrínseca del hombre por descubrir más allá del mundo que ve ante sus ojos.
Tenemos que tener en cuenta que un sueño no es solo una fantasía o imagen que se proyecta mientras uno duerme. Un sueño también puede ser una cosa que carece de fundamento, un deseo o esperanza sin probabilidad de hacerse realidad. Y en Queen Emeraldas es una constante. Una búsqueda indefinida, abstracta, con conceptos homéricos, elementos mitológicos clásicos y batallas al más puro estilo del western.
La meta, ese fin al que se dirigen los deseos, las acciones de cada uno de los personajes que aparecen, no son siempre alcanzables. Porque la importancia del camino no reside en dicha meta, sino en esa sensación de incertidumbre que bordea una obra marcada por un universo que parece inmenso pero cuyos lazos del destino atrapan a sus protagonistas.
Izquierda: Emeraldas. Derecha: El caminante sobre el mar de nubes. Fuentes: Queen Emeraldas / Wikipedia. |
No podemos negar por ello, esa esencia romántica que se respira en cada una de sus hojas, en esa narrativa que recalca el anhelo, la búsqueda existencial en un mundo sin límites, sin fronteras, exótico, cuyos intentos por cercar acaban en saco roto para todo aquel que apueste por tal idea.
Como anteriormente hemos dicho, la obra recurre a conceptos y elementos grecolatinos, tanto en su forma como en su contenido. El máximo exponente es la aparición de las diosas sirenas, basadas en esos seres mitológicos que, según se relata en la Odisea, tientan a la nave de Ulises a atracar en la isla donde habitan para ser devorados.
Diosa sirena. |
La evidente narración de carácter épico se profundiza en las marcadas personalidades de los personajes, aunque sin Dioses de por medio, a excepción de la propia libertad que expresan. Aquí el hombre es el verdadero ser caprichoso, egoísta. No se busca la liberación de las cadenas de un pueblo, sino evitar ser atrapado, frenado, abatido en un cosmos repleto de rincones con ansias de destruir.
Todo enmarcado en un mundo donde el negro sobre blanco, y blanco sobre negro, se intercala en escenas que muestran una tranquilidad que termina fracturada por los personajes, por las naves, por las explosiones, que vuelan en ese océano interminable que solo alumbran galaxias y estrellas.
Leer este manga de Leiji Matsumoto supone toda una revelación, incluso divina tal vez, con una interesante manifestación de romanticismo en su definición como expresión artística y literaria, a la vez que se ayuda de referencias clásicas, acompañado de un dibujo propio, con escenas que juegan con la luz y la oscuridad, y aportando fluidez a un mensaje intenso en un desértico universo, donde la obra no precisa de fin. Porque el Queen Emeraldas es eterno, así como el espacio sideral es infinito.
© 2009 Leiji Matsumoto. All right reserved. First published in Japan in 2009 by Kodansha Ltd., Tokyo.
Bibliografía consultada:
- Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com)
- Homero, (2014), La Odisea, Editorial Bambú.
- Real Academia Española, RAE (https://dle.rae.es/).
- Vernant, Jean-Pierre, (2000), El Universo, los dioses, los hombres, Editorial Anagrama.
Agradecimientos: Satori Ediciones
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